sábado, 23 de enero de 2010

La enfermedad del pensamiento positivo

Pensamos que el ser equilibrado es alguien que sólo tiene virtudes,emociones y pensamientos positivos....

Vivimos en una especie de enfermedad de lo positivo. Todo el mundo espera oir la palabra bien cuando te pregunta cómo estás, y si no la dices, parece que pasa algo terrible y te piden paciencia hasta que todo vaya mejor.

No aceptamos los defectos de los demás y mucho menos los nuestros, queremos rodearnos de una perfección aséptica que nos aleja de la realidad y nos convierte en replicantes vacíos e insulsos.

No aceptamos la enfermedad. Te diagnostican un cáncer y enseguida llegan los abanderados de lo positivo a darte la vara con que hay que tomarse las cosas de forma constructiva. Me acaban de diagnosticar un cáncer y mi vida está en peligro ¿cómo quieres que me sienta bien?!!!... incluso te presionan diciéndote que si eres negativo no te vas a curar.

Los libros de autoayuda nos extorsionan haciéndonos sentir culpables por cada atisbo de negatividad e incluso pretenden que proyectemos y visualizemos una vida perfecta lejos del dolor y los vaivenes de las circunstancias.

Pero todos somos psicópatas y todos somos budas.

El equilibrio es la imagen de la balanza,en la balanza hay dos extremos: hacia un lado la parte que llamaríamos positiva, hacia el otro lado: la negativa. Los dos forman parte de la balanza, no hay uno sin el otro.




Si nos empeñamos en vivir siempre en una de las partes, estaremos desequilibrados.
Hay personas que viven en un extremo y anhelan durante toda su vida vivir en el otro. Personas que cuando les toca en el lado bueno quieren quedarse ahí para siempre, aferrados, estancados...

Pero eso no es real...

Tan desequilibrados están los que se quedan en un lado como el otro y además, no es posible vivir siempre en uno de los extremos. Todos vamos dando tumbos de un lado a otro.

El equilibrio es saber compensar.Reconocer que los dos son necesarios y no dejar que la balanza se descompense durante demasiado tiempo, mantener la oscilación centrada quitando de aquí y poniendo allí.

Pienso que la felicidad, si es real y no simple euforia, debe mantenerse pese a las circunstancias, pase lo que pase: feliz en la alegria, feliz en el dolor...
Feliz de estar viva, esté donde esté la balanza.