sábado, 31 de diciembre de 2011

Gracias 2.011


Último día del año, 22 grados y una playa entera para mí sola. Darse cuenta así, como quien no quiere la cosa, de que el paraíso existe y está en el mismo lugar donde abrí los ojos por primera vez.



Es como si el círculo se acabara de cerrar, como si por fin hubiese dado por buenas todas esas cosas que siempre había rechazado; el único lugar del mundo donde no quería vivir se ha convertido, de repente, en palacio de cristal.



Último día del año. No es que tenga costumbre de fijarme en los números y las fechas, pero hoy puedo percibir cómo algo se cierra y deja paso a lo nuevo.



Interesante 2011, intenso, complejo… todo el mundo habla de crisis todo el tiempo, pero mi crisis ha estado dentro. Por fuera no lo he notado mucho, acostumbrada como estoy, a sobrevivir en el alambre de los que nos dedicamos a cosas no convencionales. El que nada tiene, nada puede perder.



Por dentro se han lidiado batallas enteras: dragones, orkos, rayos y centellas… ejércitos de sombras que llevaban años entrenándose en la retaguardia, sacaron sus tropas a relucir devastando todo lo que encontraban a su paso: asesinando falsos conceptos, despezando emociones estancadas, derrumbando castillos enteros de ideologías ajenas…. y me quedé una vez más, arrasada por completo, derrotada, perdida, vacía de mí misma…



En mitad de la desolación miré a un dragón moribundo a los ojos, tenía una espada clavada en el pecho y se retorcía de dolor, me acerqué, tomé el acero entre las manos y lo saqué con todas mis fuerzas… pero sentí en ese mismo instante que toda aquella sangre derramada, era mi propia sangre y aquel, mi corazón a punto de pararse.



Nadie ganó, nadie fue vencido… sólo había silencio, calma… los soldados de las sombras tomaron de la mano a los de la luz, los ayudaron a levantarse y decidieron que jamás iban a molestarse los unos a los otros, cada uno ocupó su lugar… ahora que ya no había falsos conceptos, emociones estancadas, ni castillos de ideologías, había sitio más que de sobra para todos.



Se acabó. Ya no habrá que luchar más, terminó la guerra, convertiremos las espadas en esculturas de metal que nos recuerden que todos somos la misma cosa. Sólo cuando todos tus ejércitos se han rendido y se han sonreído entre ellos, reconociéndose, puedes darte cuenta de la armonía y el perfecto equilibrio que existe dentro de tí.



Y lo único que puedes hacer es celebrar que estás aquí un día más.



Agradecer que tuviste 365 días para respirar y expandirte.



Agradeceros vuestra compañía real y virtual...



Agradecer y bailar de alegría....



Upsss.... esto ha acabado pareciéndose a un libro del Cohello, ¡¡maldita sea!!!



FELIZ 2012 A TODOS Y TODAS